viernes, 28 de enero de 2011

Edda Díaz,
Mi reina, amorcito corazón




La nada fácil tarea de ser la "Reina del Café Concert"

Por Osvaldo Sabino

Muchas veces el éxito hace que los artistas pierdan su frescura inicial y olviden sus raíces.  Otras, se encasillan en el mismo rol con el que triunfaron y no evolucionan.  Son fórmulas que, tarde o temprano, aburren al público.  Conocemos muchos casos que han pasado a la historia a causa de esas dolencias. Sin embargo, hay otros artistas que logran la magia de evolucionar sin jamás traicionar sus orígenes sacrificándolos en pos de un éxito efímero que sólo les aporta los famosos minutos de fama de los que hablaba Andy Warhol. 


Este es el caso de Edda Díaz, una artista que, a lo largo de sus casi cuarenta y cinco años de carrera, siempre ha sabido ser “orgullosamente humilde”, combinando su talento inagotable con la constante evolución escénica que tanto espera la audiencia.  


Su última creación, “La Nancy”, el personaje que encarna en el unipersonal originalmente concebido por Beatriz Mosquera, Mi reina, amorcito corazón, es un claro ejemplo de lo que puede alcanzar una mujer totalmente comprometida con el arte y con la vida.  La magia de Edda Díaz, rescata del anonimato a este ser al que muchos reconocemos al verla en el escenario; una señora de su casa que nos muestra su vida, sus avatares diarios, su conformismo con las desgracias con las que la golpeó el destino.  “La Nancy” acepta todas las adversidades con una sonrisa, y sigue adelante manteniendo la comedia de la lucha diaria cambiando sus  máscaras para cubrir el dolor.  La audiencia sigue su relato con una sonrisa que pronto se confunde en una mueca de sorpresa ante  la conmoción que se desprende del subtexto:  la historia de la chica de barrio que encuentra a su príncipe azul en un baile, que cristaliza el sueño del vestido blanco y la boda conveniente unidas en una sola persona, y una felicidad que sólo dura unos días para luego tener que mantener la apariencia sonriendo con una amarga resignación que la ayuda a soportar la trampa en la que ha caído y de la que, por años, no logra huir por sí sola.


En, Mi reina, amorcito corazón, el humor es una presencia constante que enmascara la tragedia de todos los días, la que muchas mujeres viven puertas adentro de sus hogares, un círculo en el que caen sin darse cuenta y en el que quedan atrapadas sin saber cómo escapar de él.  Lavar, planchar, limpiar, criar hijos, cuidar parientes enfermos, estar siempre dispuesta a ser el objeto de placer de su marido, y también la bolsa donde éste va a descargar sus frustraciones, su amargura con la vida que le negó el destino para el que lo habían preparado.


Mi reina, amorcito corazón, es un durísimo juego teatral de complejidades en el que Edda Díaz invierte la risa y la tragedia mezclándolas sutilmente.  Su inagotable creatividad logra que, en ningún momento, “La Nancy” caiga en la trampa del cliché o de la victimización facilista, y aúna en ella a todas las mujeres golpeadas mostrándoles una ventana de esperanza que se abrirá gracias a la intervención de “la Pochi”, una amiga omnipresente que la empuja a enfrentar la horrible realidad de su vida.


En esta nueva entrega, una vez más, Edda Díaz mantiene viva la llama del Café Concert con un unipersonal que, como tantas veces lo ha hecho, es una de sus más memorables interpretaciones.  A lo largo de ochenta minutos, transporta al público a través de un laberinto en el que la mayor constante es la confusión entre el drama y el humor, el desasosiego y la risa, la trampa y la liberación. La fuerza interpretativa de esta gran dama de la escena, logra que la ovación final no sea sólo para ella, sino también para todas las muchas mujeres víctimas de la violencia domestica que viven en la piel de “La Nancy”, Mi reina, amorcito corazón


“Chiquitita como es”, Edda Díaz continúa creciendo con cada nueva puesta, haciendo honor a esa corona que se ha ganado y que sigue firme sobre su cabeza, honrando el título de nobleza teatral que le ha otorgado el público, la nada fácil tarea de ser  “la reina del Café Concert”.

 
© Osvaldo Sabino, Pressenta.com.ar

Fotos de ©JAVIER FUENTES y NICOLÁS FERNÁNDEZ
FUENTES 2 FERNANDEZ PHOTOGRAPHY 

www.happ-fotos.com.ar

EDDA DIAZ en 
MI REINA AMORCITO CORAZÓN
de Beatriz Mosquera - 3º temporada
Sábados de enero y febrero, a las 22hs. - $40

Unipersonal sobre la violencia familiar:  
Risas, sonrisas cómplices, llantos y ternura, todos los estados posibles que un actor puede pasar y un público puede acompañar, exquisita obra de grotesco argentino.
LA MANZANA DE LAS LUCES
PATIO MARIANO MORENO
entrada $40.- / jubilados y estudiantes $30.-
Perú 272 - Cap. Fed.

martes, 18 de enero de 2011

Diario "Z"
Martes 18 de enero de 2011

El teatro en 2010: 

menú internacional y a la carta

Casi ochocientos espectáculos y más de medio centenar de estre­nos.
Amantes de cifras y can­didaturas Guinness aplaudirán el aserto para con­cluir que la Buenos Aires bicentenaria es soberana en cuanto a estrenos mundiales de teatro de todos los géneros. Frente al apabullante índice, una mesa de café basta para descubrir que no todo lo que reluce es oro (o plata, por lo de "Buenos Aires, la Reina del...").

Pero desde una visión u otra, la verdad es que la cifra impresiona y permite aseve­rar que el teatro en esta capital argentina y latinoamericana goza de envidiable salud. Habrá que aclarar también que frente a las marquesinas hiperproducidas de Corrientes y aledaños es imposi­ble dejar de sumar y destacar a los modestos carteles de más de un centenar de salas (con capaci­dad de hasta 300 espectadores). Destacar decimos ya que esos teatros de cámara en conjunción directa con numerosos elencos independientes -con el apoyo indispensable de la Ley Nacional del Tea­tro y una serie de becas y subsidios concordantes- pueden ensayar y estrenar sus propios proyectos y poner de relieve el trabajo de autores relevantes y, especialmente, el de aquellos nacionales de todos los tiempos.

Empezando por el final, los doce nombres y la ca­lidad seleccionada para la nueva versión del Festival de Teatro CABA2010 nos exime de comentarios. Nos permitimos, sin embargo, destacar dos de imprescin­dible visión: Ala de criados (Mauricio Kartun) y Muaré (Natalia López-Marina Quesada).

La puesta en escena de piezas de nuestros propios autores, clásicos o actuales, remozados o respetados al pie, renovó nuestra creencia en un teatro que nos represente. Alberto Vacarezza, Armando Discépolo, Julio Sánchez Gardel y Florencio Sánchez se sumaron -entre muchos otros- a Griselda Gambaro, Roberto Cossa, Diego Manso e Ignacio Apolo.

Las buenas y no tan buenas traducciones, las adaptaciones, las versiones libres y libérrimas y hasta las copias encubiertas de algunos clásicos subieron a escena con mayor o menor éxito. Des­filaron, entre muchos otros, un empalidecido Cal­derón (C. Bieito), un Ibsen enaltecido (Zorzoli), un estupendo Lorca "intervenido" (J. Gené), un desangelado O'Neill (V. Cosse), un Miller conmove­dor (Tolcachir) y hasta un acriollado Valle Inclán (M. Barreiro).

Los extranjeros contemporáneos establecidos como Arthur Miller, Samuel Beckett, Yazmina Reza, y Neil Simon y los menos conocidos entre nosotros, como Jon Fosse y Lutz Hubner, subieron a escena en más de una sala y hasta con más de un título.

Españoles como los del grupo La Zaranda (G. Campuzano, Paco Sánchez, etc.) y latinoamericanos, como el clown-show de Caíllo Cru dejaron una im­pronta inolvidable. Otros como Rodolfo Santaña (Ve­nezuela) y Enrique Buenaventura (Colombia) tuvieron su primer idilio con nuestra Ciudad.

En el rubro unipersonales -tarea muchas veces vilipendiada- tuvo, entre varios otros, a tres dignísi­mos exponentes de distinto género: Osqui Guzmán (El Bululú), Juan Pablo Geretto (Yo amo a mi maestra) y Virginia Innocenti (Dijeron de mí).

Las obras con directores tan diferentes y dispares como Mauricio Kartun - un independiente consagra­do- y el empeñoso José María Muscari fueron res­puesta popular para quienes se preguntaban qué ver. Daulte, Veronese, Spregelburd y Tantanian -muchas veces directores, autores y hasta actores- aseguraron su trabajo renovador o innovativo.

El género "teatro musical", que tuvo como pri­mer exponente local notorio a Pepe Cibrián Campoy -cuyo Drácula cumplirá 20 años-, alcanzó calidad in­ternacional y un repartido apoyo del público. El imán de La bella y la bestia pudo lo que no logró la buena propuesta de Sweeny Todd. Souvenir fue un logro especial de Karina K y Gonzalo Demaría hizo un hilaran­te autosacramental, La anticrista, que terminó siendo obra de culto.

El teatro de género y resistencia fue variado en propuestas y calidad: Enmudecer la lluvia, PresXs, Pe­rra que ladra a la Luna, Quiero pasar una tarde con Franco y Carnes Tolendas estuvieron entre las más vis­tas.  

Premios y distinciones de distinto orden sirvieron para alentar y/o discutir méritos y deméritos de una actividad que parece haberse potenciado en todos los niveles: los actores, los autores, los directores, las salas, el público. Dejamos rubros y nombres en el tin­tero. Sucesivas notas nos permitirán ampliar este aná­lisis.

Volviendo al título: es un placer para los amantes del teatro tener una opción que muchas veces es un auténtico menú a la carta.

(c) Jorge Paolantonio, Redacción "Z"

lunes, 10 de enero de 2011

Serenata Para La Tierra de Uno

María Elena Walsh 1930 - 2011... y la eternidad...

Composición: María Elena Walsh
 
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy,
por todo y a pesar de todo, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos,
porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor
y odiar a los que te castigan, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

miércoles, 5 de enero de 2011

Presentación de la novela ganadora del Premio Odisea de Literatura 2010, Tres Noches, de Rubén Mettini Vilas



DESTRAVARTE 2010: 2do Encuentro de arte trans de Buenos Aires
MISILES CONTRA LA DISCRIMINACIÓN
Por Jorge Paolantonio, de la redacción de Z 



Destravarte en su versión 2010 tuvo-con obras dirigidas por Martín Marcou y Osvaldo Sabino-un  excepcional cierre en lo que hace a la actividad teatral dentro de la exitosa muestra que se desarrolló entre el 13 y el 15  del corriente en predios de nuestro Centro Cultural  Caras y Caretas, bajo la coordinación de  Mosquito Sancineto.

Hablar de transgénero en teatro es internarse en una zona donde la discriminación y el prejuicio deben borrase aún cuando ambas sean motores de una conflictiva que trasciende la posmodernidad y tanto otro rótulo. Esta complejidad surge para instalarse cada vez con más fuerza en los escenarios del mundo ya que, más allá del hecho teatral en sí, [nos] ayuda a reflexionar y entender sobre cuestiones que por centurias y hasta hace poco eran parte de lo acallado por ley, dicho en voz baja en las familias, desdeñado por las elites de la moralina fascistoide, castigado con la muerte y obliterado por los fundamentalismos religiosos, y blanco de artillería de todo tipo y de cuanto medio se propusiese versar bien o mal, con morbo o sin él, sobre la temática.
Martín Marcou

Quiero pasar una tarde con Franco, escrita y conducida por el joven Martín Marcou, exhibe un desfile de creaturas neuróticas cuya inestabilidad física y psíquica no logra desbaratar las raíces fuertes de un enamoramiento bien plantado. Valentino [Marco Gianoli] invita a merendar a Franco [Hernán Lettini] y, consciente o no, pone sobre la mesa un ‘pack’ que incluye algo más que una variedad agridulce de galletitas. Tras un imperdible diálogo sobre las mismas, se corporizan personajes que, con inteligencia, el autor-director utiliza para tejer una conflictiva que ilustra y pondera sobre el amor y sus circunstancias mediatas e inmediatas. El aire romántico sobrevuela una colección de diálogos infernales y atrapa al público que suspira por un final que llega y rescata la idea de felicidad.  El elenco luce parejo y las verosímiles actuaciones de Gianoli y Lettini  aunadas a la versatilidad de Puchi Labaronnie [en el rol de la madre de Valentino] subrayan la calidad de un texto con altibajos en la dramaturgia pero efectivo en cuanto a su función primordial: entretener y reflexionar sobre hechos que, afortunadamente, han dejado de ser tabú.   


Presxs de la Vida [con ‘x’ ya que no marca género] es una serie de monólogos articulada por el reconocido Osvaldo Sabino sobre idea de Daniela Ruiz. Cinco transexuales en situación de cárcel desfilan sus historias frente a una platea que va de la risa a la emoción con la misma frecuencia que las creaturas escénicas narran superficie y estratos de su problemática individual. La cotidianeidad de estos seres en prisión pasa a un segundo plano en tanto cada uno despliega el meollo de sus historias. Estas parecen  tomadas de una antología de clisés del amarillismo y, sin embargo, son historias reales de vida donde el género y la resistencia brillan con una luz que se revela especialmente en el conjunto. La ambición, la pasión enfermiza, la xenofobia, la envidia, la competencia desleal, el desamor, el abandono, la soledad, el transcurso del tiempo: todo ello pasa por lo dicho en escena donde un cierto quietismo permite una escucha efectiva. 
 Osvaldo Sabino
 El director vehiculiza sin efectismo ni afectación  la narración de sus ‘presxs’: Lucía Escobar, Paula Polo, Belén Ponce, Sayuri Salazar y Delfina Bianco; en consecuencia, la línea dramática fluye con el impacto oportuno y la emoción puntual. Una obra reveladora en la que la lucidez de Osvaldo Sabino dispara certeramente contra la discriminación y el oscurantismo.

Belén Ponce-Delfina Bianco-Sayuri Salazar-Lucía Escobar-Paula Polo