miércoles, 22 de septiembre de 2010

PERRO EN LA ARENA DE CARLOS MATHUS
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Cuando algunos hablan de una “crisis en el teatro alternativo”, parecieran ignorar que teatro es algo definido y unificado, que sólo en el ambiente teatral se manejan ciertos términos y clasificaciones. Finalmente, con toda obra, quien levanta o baja el pulgar, es el público. Y el público sólo reconoce dos categorizaciones: “buena” o “mala”, a veces algunos arriesgan un “más o menos”. Por eso es que me cuesta bastante digerir el tan vapuleado término “teatro alternativo”. Y, ante la brillante producción contemporánea, las proclamas de “crisis”, me resultan incomprensibles.

En estos últimos tiempos, hemos visto un gran incremento en la preocupación de los autores hacia la sensibilidad de los actores. No voy a entrar en listados, sería reiterativo, sólo voy a enfocarme en este monólogo de Carlos Mathus, que se ha publicado en las últimas semanas, PERRO EN LA ARENA, cuya lectura pone de manifiesto lo que intento expresar. 

Cuando se nombra al autor, Carlos Mathus (actual Director artístico del TEATRO EMPIRE), es imposible disociar su nombre de una de las experiencias teatrales más exitosas de tods los tiempos, La lección de anatomía. A veces la trascendencia de una pieza hace que el imaginario popular se centre sólo en ella y que el resto del opus –aún cuando su calidad sea destacable– se quede en segundo plano. Sería demasiado extenso referirnos al currículo de Carlos Mathus, ha escrito treinta y dos obras y se estrenaron treinta de ellas, no sólo en Argentina sino en Latinoamérica y Europa.

El autor es también director y, como tal, tiene una profunda preocupación por el mundo de los actores. Esto se refleja en PERRO EN LA ARENA, un monólogo en el que hurga en la mente de un actor en el mismo momento cuando está saliendo a escena.

El título evoca la pintura homónima de Goya, en la que la única figura es el perro. En un flash de la memoria, desfilan por su mente un cúmulo de recuerdos y cavilaciones que se entremezclan con las características del rol que debe asumir para su público.

La simple riqueza del lenguaje de Carlos Mathus, convierte al lector en cómplice de este personaje indeterminado al que dibuja con su calidad autoral y su conocimiento de esa mente sobre la que tanto ha trabajado –y trabaja– desde fines de los años ’60.

La publicación de este monólogo se presta para poner en tela de juicio esa crisis de la que hablan algunos críticos. Quizá la única crisis a la que podemos hacer referencia, es que las así llamadas piezas comerciales, aquellas que ya han sido probadas en escenarios extranjeros, colman las salas de la calle Corrientes relegando a los autores vernáculos a lo que se ha dado en denominar “teatro alternativo”.

Finalmente, el sentir teatral lo define Mathus, hablándole –a través de su personaje– al público: “Y cuenten que también fui el político más ladrón, el asesino más perverso, …y también el más bello de los adolescentes… el más inspirado de los poetas… el bombero más sacrificado… el amante más humillado… el mejor bailarín de todo el cabaret… mi vida depende de ustedes… ¡Voy a ser inmortal!"
PERRO EN LA ARENA es un monólogo balanceado artesanalmente por su autor, tiene todos los elementos necesarios para perdurar, una obra necesaria que espero que podamos verlo en escena próximamente.

© Osvaldo Sabino para PRESSENTA.COM.AR - Buenos Aires, septiembre 2010
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PERRO EN LA ARENA
De Carlos Mathus
Edición bilingüe, español/inglés.
Traducción: Ana María Rozzi de Bergel
70 páginas - Buenos Aires, Argentina, 2010
Edición apoyada por ProTeatro

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