miércoles, 4 de mayo de 2011

L o s  I n v e r t i d o s

Una excelente puesta de Mariano Dossena.  
Supera todas  las polémicas generadas por esta tragedia de clase.  
Moviliza y emociona trascendiendo la doble moral 
y el discurso encubierto de nuestra sociedad



Cuando hablamos de una obra temática clásica que a raíz de las controversias que ha desatado desde su estreno—hace ya casi cien años, en 1914—lo primero que nos viene a la mente son las dificultades que puede presentar su puesta.  Las preguntas y las dudas se suman de manera rápida.  Dados los progresos y los cambios sociales que ha producido el paso del tiempo, el riesgo es muy alto.  Sin embargo éste no ha sido el caso en el nuevo  montaje de Los invertidos, la obra de José González Castillo, que tanta polémica causó en su fallido intento de debutar en 1914  (Cabe recordar que por ese entonces, era aún relativamente reciente el escándalo de Oscar Wilde acusado de “sodomía”, y la frase de un poema de Lord Alfred Douglas que se utilizó en el juicio, “el amor que no se atreve a decir su nombre”). Después de haber visto esta puesta de Mariano Dossena, no nos quedan dudas de que Los invertidos, fue un drama de avanzada para aquel momento histórico.  

 Fernando Sayago-Gustavo Pardi-Maia Francia

El conflicto no se centra exclusivamente en la temática de la homosexualidad trágica como era vista en aquellos tiempos cuando aún se empleaban términos hoy obsoletos, como “manfloro”, “maricón”, “sodomita”, “puto”, “invertido”, “pecador”, “enfermo”, o simplemente “delincuente”, sólo por practicar “el pecado nefando”.  Es más un tratamiento de la situación desde la óptica de seres que provienen de los diversos estratos sociales que representan cada uno de los personajes.  González Castillo presenta un variado tapiz que va desde la aristocracia más rancia (El Dr. Pérez—Gustavo Pardi—Clara—Maia Francia—su esposa, y sus hijos, Julián—Emiliano Dionisi—Lola, Margarita Lorenzo), dos bon vivants (Pérez—Fernando Sayago—y Fernández—Gabriel Serenelli—y Emilio—Alejandro Falchini), de la misma esfera, pero de un escalón menor, una mucama (Petrona—Elsa Espinosa),  que es como una propiedad de esa familia a la que ha servido toda su vida, un servil mayordomo inescrupuloso (Benito—León Bara), que busca escalar vendiéndose a cualquier precio, y dos travestis (Juanita—Emiliano Dionisi—y Princesa—Daniel Toppino), marginales que no tienen nada que perder. Cada uno de ellos nos da, de un modo u otro, su opinión acerca de la homosexualidad.  A pesar del siglo transcurrido, Los invertidos sigue siendo un drama que no ha perdido actualidad, ese mundo cerrado, en el que la apariencia y la hipocresía valen más que la verdad, todavía hoy, en 2011, continúa siéndonos familiar en muchas esferas y disfrazado de diferentes formas.  Los conceptos “higienistas” post victorianos—tan comunes a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX—no han sido abandonados por una porción de nuestra sociedad contemporánea, en especial en aquellos que siguen aferrados al conservadurismo religioso.  Sin embargo, la visión que muestran los representantes de las clases más bajas, se oponen diametralmente a los de los aristócratas.  Para Petrona la homosexualidad es moneda corriente, no la ve con los mejores ojos, pero tampoco le molesta.  Benito—una especie de Lazarillo de Tormes en su filosofía—está más interesado en escalar que en preocuparse por quiénes ocupan la cama de su patrón, y por unos billetes, sería capaz de venderlo sin dudar.  Juanita y Princesa, las travestis, saben perfectamente que sólo pueden disfrutar el momento, lo que la vida les pone delante, son seres atrapados en la marginalidad que los posiciona su condición, y lanzan comentarios ácidos contra todo, aún contra ellas mismas.  En cambio, los personajes de clase, encabezados por el Dr. Florez, llevan una doble vida cargada de infelicidad.

 Alejandro Falchini-Daniel Toppino-Fernando Sayago-Maia Francia-Gustavo Pardi-Emiliano Dionisi
Elsa Espinoza-Margarita Lorenzo-León Bara-Gabriel Serenelli

Los detonantes de estas ambigüedades, recaen en dos de los personajes.  Por un lado está Clara, que juzga y condena hasta las últimas consecuencias, sin importarle que también está hablando de sí misma.  Por otro, tenemos a Fernández quien, sabiendo y asumiendo que le han dicho la verdad, pretende defender su honor en un duelo.  

Fernando Sayago-Gustavo Pardi-Gabriel Serenelli-León Bara

Los invertidos, presenta una resolución escénica altamente funcional.  Aprovechando las dimensiones de esta amplia y bien equipada sala, “El Extranjero”, Nicolás Nanni ha dividido la escena en dos espacios: la austera oficina del Dr. Florez, dominada por una ventana desde la que las luces de Claudio del Bianco dan las diferentes tonalidades de cada escena que se reflejan en un espejo de marco dorado, y la garçonnière de Pérez, auténtica hasta en el detalle de una gran reproducción del cuadro de 1850 de William-Adolphe Bouguereau, “Dante y Virgilio en el infierno” que, como estos dos personajes, parecieran estar observando, sin juzgar, la escena de los pecadores impulsados por los demonios.  También el diseño de vestuario es de Nicolás Nanni, y se ajusta muy bien a la época.

Gustavo Pardi                                Fernando Sayago 


                                                    Emiliano Dionisi   Daniel Toppino   Alejandro Falchini


 Bajo la meticulosa dirección de Mariano Dossena, todo el elenco logra brindar actuaciones impecables, medidas y muy parejasSin embargo, se impone un párrafo aparte la brillante labor de Maia Francia (una actriz que nunca deja de admirarnos), cuya transformación escénica—con sus movimientos que van desde la esposa sumisa que flota alrededor de su marido, a la seductora-seducida que intenta avivar su fuego interior en los brazos del hombre equivocado, a la locura final de la tragedia—demuestra un poder y una contención, profundamente profesional que crecen a lo largo de Los invertidos, sin caer en ningún momento en el melodrama.  También Gabriel Serenelli quien, en un rol secundario, logra una excelente composición de “Fernández”, un cajetilla hipócrita en el que se aúnan todos los vicios que expone la tragedia de González Castillo.


  Maia Francia
 
Los Invertidos, es un drama plenamente logrado.  En las hábiles manos de Mariano Dossena y de su equipo, ha conseguido, finalmente, transformarse en un clásico de plena vigencia. Sin duda, la puesta tiene muchos elementos de la vida contemporánea con los que los espectadores podrán fácilmente involucrarse, tanto intelectual como emocionalmente,  con esta gran tragedia argentina. 

      Mariano Dossena
Fotos: Gentileza de Juan Borraspardo ©

Elenco
Pérez: Fernando Sayago
Dr. Florez: Gustavo Pardi
Clara: Maia Francia
Julián /Juanita: Emiliano Dionisi
Emilio: Alejandro Falchini
Princesa: Daniel Toppino
Petrona: Elsa Espinoza
Benito: León Bara
Fernández: Gabriel Serenelli
Lola: Margarita Lorenzo

Ficha técnica
Autor: José González Castillo
Música Original: Diego Lozano
Escenografía y vestuario: Nicolás Nanni
Diseño gráfico: Andres San Martin
Diseño de luces: Claudio del Bianco
Diseño y arte Blog: Ariel Li Gotti
Fotos: Juan Borraspardo
Prensa: Silvina Pizarro
Asistencia de Producción: Tony Chávez
Asistencia de Dirección: Paula Galván
Producción: Pablo Silva
Dirección General: Mariano Dossena
Web: 
http://www.losinvertidos.com.ar
El extranjero - Valentín Gómez 3378 - Capital Federal.
Teléfonos: 4862-7400
Web: http://elextranjeroteatro.blogspot.com 
Precio de las localidades: $ 40,00 y $ 30,00 - Sábado - 23:00 hs.

Año 1914, Buenos Aires. Una familia adinerada es sacudida por la revelación de la doble vida sexual de Flórez, padre y marido, con su íntimo amigo de la infancia, Pérez, quien tiene un bunker donde los invertidos de la época pueden desplegar su oculto mundo femenino. Clara, esposa de Flórez, es el vértice de un triangulo trágico a través del cual esta historia de amor, entre hombres, lleva a los personajes a desnudar sus pasiones más ocultas.
Lo prohibido y lo que no puede “ser visto”, este vínculo conduce irremediablemente, a los personajes, a la tragedia.

“Dante y Virgilio en el infierno”, de William-Adolphe Bouguereau, 1850
© Osvaldo Sabino, Buenos Aires, Argentina, abril de 2011
 

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